Ningún otro evangelio: sobre el trato y las persecuciones del cristianismo hacia los herejes

  • Victor Vega
Palabras clave: Iglesia, Herejes, Estado, Cristianismo, Dios, Muerte, Herejía

Resumen

El presente artículo analiza la relación histórica entre el cristianismo y las persecuciones hacia los herejes. Inicialmente, la iglesia primitiva
adoptó una postura pacifista alineada con los mandatos de Jesús, excluyendo a los disidentes sin ejercer violencia y permitiendo el
arrepentimiento. Sin embargo, esta perspectiva cambió a medida que la iglesia ganó influencia social y política, especialmente tras
el giro constantiniano en el siglo IV, cuando la herejía pasó a ser un delito de estado. El emperador Constantino buscó estabilizar la
religión, iniciando la intervención estatal en asuntos eclesiásticos. Durante la Edad Media, la herejía fue tratada con mecanismos de
control social, como la prisión o el destierro, antes de adoptar prácticas más severas. El auge de movimientos dualistas como los cátaros y la
crítica al clero institucional generaron tensiones. En la Reforma, tanto católicos como protestantes, incluido Lutero y Calvino, justificaron
la intervención estatal para castigar herejes y preservar la ortodoxia. El artículo concluye que el cristianismo, al permitir la intromisión del
estado, legitimó prácticas violentas contrarias a su esencia, lo cual debe ser reconocido como un error histórico. A pesar de esto, la exclusión
comunitaria de los herejes sigue siendo una tarea eclesiástica, sin justificación para la coerción ni la violencia.

Publicado
2024-12-18